
Desde el anuncio por parte del secretario de transporte Ricardo Jaime de la estatización del paquete accionario de Aerolíneas Argentinas, se han escuchado las más diversas voces.
Desde fuerzas de extrema izquierda como el PRO y la UCR hasta movimientos de centro-izquierda más razonable y responsable como el chachoibarrismo unipersonal de Proyecto Sur, todos coinciden en que este gobierno es cómplice del último capítulo del saqueo de Aerolíneas Argentinas, a manos del grupo Marsans que vaya a saber
quién le confirió el control de la empresa.
En el terreno de lo insólito, podemos encontrar las declaraciones del jefe de la bancada radical en diputados, el cordobés Oscar Aguad, que desde las páginas del socialista matutino La Nación nos ilumina:
"El tema es ver cual es la forma de que el Estado argentino no cargue con la mochila del pasado de Marsans. Reconocemos la necesidad de que Argentina tenga una línea de bandera, pero de ninguna manera cargar con esa inexplicable deuda que quieren hacerle contraer al Estado.".
Esto nos sonaría razonable, de no ser porque
el diputado Oscar Aguad fue en el 2001 interventor de la provincia de Corrientes, en el gobierno de La Alianza, ocasión que tuvo para respaldar el Megacanje en una reunión de gobernadores. (
ver artículo). A la sazón, la mayoría parlamentaria de su partido fue la que en el 2001 puso a la empresa en manos de Marsans.
Pero como siempre la nota la da nuestro cineasta nac & pop y su tropilla bienpensante, desde una columna de nuestro ya amigo Diario Crítica. En un
artículo del 26/7 podemos leer lo siguiente:
"¿Debemos retomar Aerolíneas o crear una nueva empresa –esta vez pública– retomando sus rutas y excelente personal? [...] Las instituciones no son responsables de sus conducciones como no lo es el automóvil ante su víctima. [...] ¿No sería más sensato que en base a ellas y al personal y rutas de Aerolíneas se invierta en una nueva compañía lo que se piensa pagar por las deudas de Marsans?"
Un curso de derecho administrativo y de responsabilidad civil para Pino. ¿Sabe usted, Fernando, lo que implica la creación de una nueva empresa? ¿Los costos que ello implica? ¿Los años que lleva? ¿Las licencias y derechos de tránsito que se requieren?
¿O acaso con su alma de artista, piensa que un plan integral de transportes consiste en dibujar unas rayitas en un mapa y decir: "éste es el ferrocarril que queremos"?.
Complementan el pensamiento de Pino, las palabras del ilustre diputado chachoibarrista, Claudio Lozano:
"Se puede pedir la quiebra a la empresa con continuidad de su funcionamiento y de sus fuentes laborales. El Estado puede, como hasta ahora, aportar los fondos necesarios con supervisión de la Justicia"
Acá podemos ver a nuestro diputado abriendo el paraguas y preparando la cancha para su próximo e inexplicable voto negativo.
Tal vez en el alegre mundo de "Sobrecito"
la quiebra es algo aceptable, de todos los días. Pero cabe informarle al diputado que un proceso de quiebra consiste en la realización del patrimonio de la empresa para honrar obligaciones adquiridas por una administración deficiente. Esto es, el
remate para pagar deudas. Desde ya que con otras joyitas como el
Convenio de Crisis, en el cual
se precariza al máximo la situación de los empleados, y la compra del patrimonio a precio vil por parte de los más insospechados capitales privados. Todo eso con el respaldo del Estado Bobo que financia los costos operativos. ¿Ésa es su propuesta?
Todavía estamos esperando las declaraciones del mediático Cleto, que prefiere
viajar en auto a su provincia natal antes que subirse a un avión.
Los Anarko Peronistas no podemos más que estar en contra de esta iniciativa del gobierno, ya que repudiamos todo avance del Estado por sobre la actividad individual. La empresa Marsans es víctima de la opresión del sistema y nos solidarizamos con ella.
¡DEJEN AL INDIVÍDUO VOLAR LIBRE, NO LO ATEN CON LAS CADENAS DE LA OPRESIÓN PÚBLICA! (Y si llegan a reprivatizarla, ahí la pudrimos posta)