jueves, 27 de enero de 2011

A 3 MESES

Como todos tendrán presentes a esta altura, hoy se cumplen 3 meses de la muerte del compañero y ex presidente Néstor Kirchner, hombre que sin prometer mucho -convengamos que no pocos lo votaron sin entusiasmo- terminó dando un vuelco a la historia argentina de los últimos 30 años.


El Anarka estuvo en la Plaza de Mayo el 25 de Mayo del 2003, junto a unos pocos entusiastas que vieron en Néstor la modesta posibilidad de una alternativa de recuperación que no escape a la identidad partidaria justicialista. Debo confesar que entonces casi voto al Adolfo, pero en un momento de iluminación lo voté a Néstor. No creo haberme equivocado.

Junto con la consigna "traigan al gorila musulmán, para que vea...", el Anarka recuerda con mucha claridad a un pelado cuarentón emocionado con una bandera argentina en los hombros -evidente lector de Página/12- que se aferraba a la valla y gritaba al borde del llanto: "¡Por favor no nos cagues!". Así es, aún entre los pocos que nos acercamos a festejar el desenlace electoral, había menos entusiasmo que en un partido de curling. De pedo resultó ser que este tipo por el que nadie daba un mango no defraudó las expectativas de nadie (espero que tampoco haya defraudado a nuestro pobre amigo pelado).

A contrario sensu, la ambiciosa plataforma progresista de Carrió no tardó en demostrar su falsedad ideológica mostrando la hilacha una y otra vez en los momentos en los que se hizo necesaria la acción política concreta. Otro tanto se puede decir del programa reformista de La Alianza y ni hablar de la revolucionaria plataforma de Ménem en el 89.

Dato para tener en cuenta, sobre todo para aquéllos puristas sobre informados que se manejan por la inocente convicción de que la plataforma declamada por un candidato en campaña tiene una relación necesaria y consecuente con lo que efectivamente hará o podrá hacer una vez elegido (dicho mal y pronto: giles, votar no es como mirar vidrieras y elegir los zapatos más lindos, el universo del discurso es ajeno y paralelo a la realidad concreta, por más hidrocarburos que nos gustase nacionalizar).


El Anarka quería homenajear a este héroe inesperado de último momento que salvó el día siendo aquél que nadie se veía venir, un estrábico de una provincia muy lejana con estilo de administrador austero que protagonizó su ceremonia de asunción con una herida en la frente y que demostró a todos que los feos se pueden levantar tremendas minas.


Ahora sí, pasados 3 meses, prometo que será éste el último homenaje. Cortemos con el homenajeo excesivo que va a terminar perjudicando a la imagen del homenajeado y peor aún, saturando a la gente que después de su muerte nos mira con buenos ojos.

1 comentario:

Matías dijo...

Bien ManuK con ese último párrafo, brindo por eso. Tenemos que parar de saturar con los homenajes antes del próximo 27 de octubre, así esa fecha lo podemos homenajear y no continuar homenajeando. Es cierto que hay un leve hastío de muchos a los que "me caía bien pero la política ni fu ni fa y ya basta con idolatrar tanto che". Circulen, circulen.

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