Cuando allá por el 2002 se barajaban las posibles candidaturas para las presidenciales del 2003, el actual Senador (y entonces Gobernador de Santa Fe) Carlos El Lole Reutemann era uno de los candidatos más claros. Por eso resultó tan sorpresiva su célebre e indescifrable sentencia: "seguramente vi algo que no me gustó, y por eso no voy a ser candida
Numerosas hipótesis fueron elaboradas para explicar esta sorpresiva negativa del lole, y hasta algunas fueron sinceramente verdaderas obras de arte (bastante sórdidas por cierto).
Pero no fue hasta el 2009 que el corredor corto de hidrocarburos nos dio a conocer, a través de una entrevista para Clarín que pasó bastante desapercibida, cuáles son las misteriosas motivaciones que impulsan su accionar político desde siempre:
"¿La crítica que le hace al Gobierno es solo por el conflicto del campo'
Yo represento a la gente que me eligió. Yo vivo en Santa Fe, no vivo en Park Avenue. Tengo el ciento por ciento de conocimiento en Santa Fe. Kirchner defendía a capa y espada el petróleo de su provincia. La soja para mí es como el petróleo para Kirchner.
¿Que discuta de política con Kirchner y no con Cristina prueba la existencia de un doble comando?
El presidente del PJ es Kirchner. De cosas del Gobierno no hablé nunca. Una vez me consultó por el campo. Me dijo: 'Están mejor que con el uno a uno'. Fue la respuesta. Terminado. ¿Y con quién voy a hablar de política de Santa Fe? No creo que se hayan sorprendido con mi decisión. No me parece una equivocación defender los intereses de mi provincia."
No hay mucha vuelta para darle a la cuestión, este gringo practicón de la pampa gringa no va por la gloria y nunca lo hizo. Siempre fue cuestión de negocios. Cuando el Gobierno Nacional impulsó una ley que afectaba directamente sus intereses y los de la clase que él representa (hordas de gringos practicones de la pampa gringa para quienes todo es cuestión de negocios) no dudó en ponerse del lado de sus constituyentes. ¿Acaso estos gringos no votaron a Cristina en el 2007?
Solucionado el conflicto de las retenciones, quebró las lanzas y volvió a su anónima banca en el Senado, a la expectativa de que caiga la taba -para mantenerse siempre del lado le permita continuar sus negocios de gringo practicón que cultiva soja en la pampa gringa- y prestando a su aliada política Roxana Latorre como prenda de negociación con el Gobierno Nacional (Reutemann nunca cortó del todo los lazos con el Kirchnerismo, más allá de lo que den a entender sus bizarras declaraciones).
Puesto en otras palabras: Reutemann no quiere quilombo, quiere que lo dejen hacer su juego a nivel local. Su pasión es el segundo puesto. Nada más ni nada menos. Nada personal. Política en su estado más puro, de ésa que no debe faltar en ningún análisis pre-electoral a la hora de definir alianzas posibles.