jueves, 8 de noviembre de 2012

POR UN PUÑADO DE DÓLARES


Alea jacta est. Nada de lo que se diga a esta altura puede llegar a revertir el hecho de que la convocatoria programada para esta tarde va a ser masiva. Mucho menos lo que se puede llegar a decir desde un blog marginal.

Y sí. La plaza va a estallar. Las razones son más o menos conocidas, y mucho sentido no hay en enumerarlas. Pero hay una razón que se impone por sobre todas. El argentino es un tipo que tiene pocas cosas sagradas, sólo dos. El fútbol y el dólar. Un gobierno se puede sostener tranquilamente sobre fútbol y dólar durante años hasta tanto no se tope con una crisis económica internacional de ésas que exigen un rebooteo del sistema.


Y estamos ya raspando los estrechos bordes de la carestía de dólares. No hay forma agradable de decirle al argentino -o más bien de hacerle entender- que el dólar no es ni tiene por qué ser un derecho. Sólo queda agachar la cabeza, cubrirse la cara con los puños y bancar contra las cuerdas las piñas. Bancar como nunca. Comérselas con humildad, hasta que al contrincante se le cansen los brazos y rogar quedar más o menos enteros para cuando suene la campana. Porque cada señora gritando ante el micrófono de TN es una piña. Cada paneo de la plaza va a ser un piñón. Y éste es un gobierno fuerte, tiene mucha espalda, sólo que tiene que saber cuándo guardar la jeta. Porque el contrincante venía rengo, pero rengo y todo tiene mucho poder de daño. Como decía un viejo sabio, hay que ver el daño que puede hacer un tipo con una pata rota. El contrincante pega a matar.



Hay que bancarse la tarde. Hay que bancarse la noche junto a las semanas subsiguientes con la cara bien cubierta y aguantar hasta el final del round.  Aguantar con la certeza de que va a haber otro round, sin dudas. Porque el contrincante tiene mucha bronca, pero también se cansa. Y nos agarró mal parados, como nos ha agarrado antes. No es la primera vez que estamos acá.


El dólar no se negocia. Estamos hablando de las reservas, la medida que tiene el Estado para demostrar su solidez. Sin reservas no hay Estado. Y sin Estado no hay país posible en el que se pueda vivir medianamente bien. No hay que ser cagón con esto. No hay que tener miedo de explicar por qué no puede ser de otra manera. Debemos comprender que a veces gobernar implica ir un poquito en contra del humor social, y saber comerse las piñas.

Y sí, nos van a putear. Van a prometer que no nos votan nunca más, y van a decir que los peronistas somos todos chorros. Ya lo hicieron antes. Y nosotros nos lo vamos a bancar, plantados en el rincón, contra las cuerdas. ¿Por qué? Porque podemos. Porque nadie más puede. Porque para bien o para mal, no existe en este país expresión política por fuera del peronismo que tenga la solidez necesaria para hacer lo que haga falta y  llevar al país -democráticamente- hacia algún lado. Porque es la responsabilidad que adquirimos en 2003; y renovamos en 2007 y 2011. La responsabilidad de entregar un país en buenas condiciones en el 2015, con nafta en el tanque y listo para que lo agarre el que viene, rogando a Dios que no lo choque.


La Razón de Estado se impone sobre el Humor Social. Si no empezamos a comprender eso, mejor que bajemos la persiana y nos olvidemos de tener un país.

¡FUERZA CRISTINA! ¡FUERZA COMPAÑEROS! ¡VIVA PERÓN! ¡VIVA NÉSTOR! ¡VIVA CRISTINA CARAJO!

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