DILEMA DEL CONDUCTOR (VA CON CHIVO)

A un flaco lo llama la novia un sábado al mediodía, en pleno proceso de recomposición hepática y asfixiado por las propias emanaciones de alcohol etílico -con ese gusto a alquitrán en la boca que sólo conocen quienes vivieron una buena resaca- para reprocharle: "Tus amigos son unos borrachos. ¿Todavía no te das cuenta? De ésos, ninguno estudia y además son unos forros, porque saben que no tienen ningún futuro y te quieren hundir a vos también en su mierda...".

Cómo no comprenderla, si lo que ella quería era salir un rato y hacer algo de su sábado a la tarde con el pibe que eligió -ténganlo bien claro, uno no elige sino que es la mujer quien lo elige a uno- y uno no puede más que atender su reclamo y prometer (tal vez con alguna esperanza) que esa conducta será rectificada, y que la decepción será compensada de alguna manera.

A las 6 o 7 -y con un dolor de cabeza que persiste- llega un mensajito de texto. Es uno de los pibes:

-Che gordo, sale algo hoy?-

-No, ni da. Toy hecho mierda y además salgo con la patrona-

(pasan un par de minutos)

-Gordo puto, pollerudo-

¿Tienen razón? Tal vez, ambos tienen razón en su medida. Pero desgraciadamente, uno no puede juntarse a escabiar y cagarse de risa o jugar al fútbol con su novia como lo hace con sus amigos y -afortunadamente- uno no puede ni debe garcharse a sus amigos (a menos que haga de ello una elección de vida, lo que es totalmente respetable).

Uno necesita tanto de la novia como de los amigos, por más que ambos tengan a veces intereses que se superponen o incluso, en algunas ocasiones, se contradicen. Y la conducción polítca -tanto como ser hombre- consiste en eso, en conciliar los intereses más diversos para alcanzar un objetivo común en esta lucha eterna por lograr una Comunidad Organizada. Como dijera un viejo sabio:

"A mí se me presentan todos los días y me dicen: estos son los traidores. Y vienen otros y me dicen: Los traidores son los otros. Y yo siempre les digo lo mismo, porque todos los que vienen me dicen ¡Pero nosostros tenemos razón! y yo les digo: tal vez, pero yo no soy juez, no estoy para darles la razón. Yo estoy para llevarlos a todos, buenos y malos. Porque si quiero llevar sólo a los buenos, me voy a quedar con muy poquitos"

Claro que para todo hay un límite, y siempre puede existir una mina que te caga con otro o amigos que esperan que te pongas en pedo para afanarte guita. Peor aún, amigos que se cojan a tu novia. Ahí sí que estás jodido.

(El Anarka se hace cargo de toda acusación de homofobia; machismo; ortodoxia o cualquier práctica de incorrectitud política en la que haya incurrido escribiendo este post).