SE VIENE LA PATOTA SINDICAL

La inaplicabilidad del Art. 41 de la Ley de Asociaciones Sindicales (23.551) para el caso concreto del Personal Civil del Estado Mayor Conjunto y del Ejército, dictado por la Suprema Corte de Justicia en el día de ayer, promete mayores reformas a futuro.

No deroga el artículo 41 (el que dicta que los delegados deben pertenecer al sindicato con Personería Gremial para ser elegidos) ni tampoco tiene efectos vinculantes como sí los tendría un plenario de cámara, pero da un claro mensaje de la posición que tiene la corte al respecto y de cómo fallaría en caso de elevar el reclamo hasta el tribunal.

Esto da aliento a la CTA y a los sindicatos disidentes para profundizar su lucha y reclamar más.


En el Estado -bajo el amparo del sistema de estabilidad absoluta del empleo público- se da de hecho una coexistencia entre centrales y sindicatos. Así se puede ver la compleja relación entre ATE y UCPN en la mayoría de las dependencias públicas nacionales. Anarko Peronismo se remite a esta situación como prueba de que una convivencia de dos sindicatos con asimilable poder de negocación no da lugar a una representación más democática, ni un accionar más combativo, ni una dirigencia más honrada y por supuesto tampoco da lugar a un mejoramiento de las condiciones laborales.

En este caso puntual, más bien da lugar a una oscura trama de negociados entre la autoridad patronal (en este caso el Estado) y las autoridades sindicales de los distintos gremios, generando juegos políticos en los que cada sindicato busca comerse espacios mútuamente sin que esta disputa tenga un reflejo concreto en forma de un mejor salario o la mejora de las condiciones en general.

Recordamos además que si UPCN tuvo estrechos lazos con el menemismo, la ATE era la UPCN blanca y tenía buen trato con el gobierno de La Alianza.

No se pelea por quién puede darle más al trabajador, sino que se pelea por quién pueda agarrar en falta al otro sindicato para ocasionarle una situación de inestabilidad en algún sector y luego poder destronarlo, ganándose un casillero en este ajedrez mezquino. Desde ya que ante esta situación no hay beneficiarios, salvo las burocracias sindicales de las cúpulas que sí, existen en los dos sindicatos por más que nos quieran hacer creer el verso del sindicalismo libre.


No me quiero imaginar este modelo transplantado al empleo privado, donde el jefe no es el Estado sino un sujeto con ambiciones lucrativas, ámbito en el que el Trabajador es una variable pasible de ser ajustada como un costo productivo. ¿Cómo se jugaría este ajedrez entre sindicatos en un ámbito así? ¿Qué consecuencias traería? ¿No le gustaría al empleador, por caso, generarle un sindicato paralelo al centrista Moyano; para ponerle un contrapeso al titular del sindicato único con mejor convenio, mejor obra social y mayor combatividad real de los últimos 15 años?


Todo indicaría que sí... y ahora tiene protección de la Suprema Corte para hacerlo.

Y ni empezar a hablar del frente interno que tiene Moyano como secretario general de la CGT; en el que le están achacando que como titular de la central apoya a un gobierno que le da lugar a la CTA. Y quienes le reclaman no son los democráticos idealistas que surgen de la imaginación de ciertos progres, son los Barrionuevo, los Lingeri, los West Ocampo... ¿Se imaginan qué triunfo político para estos tipos, el tener una excusa para recrudecer su oposición interna?


Estas razones carecen de importancia. Hoy es un día de festejo, ¡Anarko Peronismo saluda el desembarco del Sindicalismo Bienpensante!