La Doctora Carrió está en campaña. De eso no queda mucha duda, ni hace falta ser un Morales Solá para darse cuenta.
Lo interesante de la campaña de este grotesco personaje es su necesidad de tomar el perfil "catch all", y de predicar en todas las parroquias. No está mal que un político en campaña trabaje para llegar a múltiples sectores, después de todo, de eso se trata gobernar: de aunar voluntades diversas para respaldar un proyecto común.
Pero la manera que elige Carrió para llegar a todos es algo burdo. Para muestra sobra un botón (o dos):
Por un lado nos provoca con una declaración del calibre de "no tengo ideología" en el tono PRO que predomina el discurso político mediático desde hace años, y que expone esa idea tan poco sustentable de que se puede llevar un gobierno sin un programa ideológico. Pero con la vuelta de rosca de reemplazar ideología por ética, considerando que no importa lo que se haga sino que se haga con decencia.
La Alianza que encumbró a De La Rúa - Chacho Álvarez en la presidencia en el año 1999 nos dió ya a los argentinos una lección de cómo funciona la Ética por sobre la Ideología, demostrando que quienes enarbolan este discurso tan hueco no sólo tienen una ideología clara (la conservadora) sino que además carecen de la afectada ética que tanto proclaman.
Lo más lamentable resulta que estos predicadores de la Ética y la Esperanza locales traten de colocarse en la huella de Barack Obama, transmitiendo la idea de que la asunción de Obama es la consolidación de la política no ideológica. Peor aún, dicen que las gestas de "esperanza vacía" como la que le imputan a Obama son la tendencia política del Siglo XXI, por sobre la política conflictiva e ideologizante del Siglo XX que exponen nuestros representantes al reunirse con Fidel Castro y Chávez.
Alguien debería aclararles que la asunción de Barack Obama como presidente de Estados Unidos es justamente todo lo contrario: Es la recuperación del contenido ideológico en la política, luego se ser ésta vaciada de todo su contenido por el moralista Reagan y todos los sucedáneos a partir de los ´80. El discurso de Obama tiene un contenido progresista en dirección de una economía con mayor presencia estatal, con un sistema de salud público; gratuito y universal y otras tantas "consignas ideológicas" que tanto desagrado le provocan a nuestra oposición vernácula.
Todo esto no excede por mucho lo que estamos acostumbrados a oir por parte de la oposición, que reincide en un discurso político chato y anacrónico. Pero el costado desagradeble de la campaña de Carrió es su estrategia para tentar a los sectores populares, a la sazón más afines al justicialismo. Desde un "a Evita la amo" (al parecer anduvo hojeando La Razón de mi Vida) hasta mandar a un amanuense a que la compare con la misma Evita, la Dra. Carrió -por lo pronto más de la escuela de los Azules- comprendió que no se puede gobernar pacificamente en este país si no se cuenta con (al menos algo de) el respaldo del pueblo justicialista.
Y así es que llegamos a leer en el diario Perfil que la Hermana Superiora dijo:
“comer un choripán con las patas sobre la mesa es casi la eucaristía”.
¿Se nos puede ocurrir una imagen más desagradable que la de ver a la Sra. Carrió bañada en transpiración engullendo un choripán, con sus pies apoyados sobre la mesa? ¿Alguna vez Carrió presenció este espectáculo? Vamos a ser sinceros ¿Alguna vez el lector vió algo así? ¿Es acaso una práctica habitual llevada a cabo por las clases populares? ¿O es simplemente una práctica de mal gusto digna de un asqueroso? ¿Humildad es sinónimo de asquerosidad? Al parecer para Carrió sí lo es.
Y en su total desconocimiento de lo que es un laburante, Elisa Avelina caricaturiza los hábitos del pueblo trabajador imaginándose escenas vulgares de este tipo. Lo que no se da cuenta es que al conducirse de esta manera, ella se va volviendo cada vez más y más una caricatura de sí misma.
No lo digo por los problemas cromáticos de su piel ni por sus grotescas dimensiones físicas. Carrió es la caricatura de una señora gorda de barrio acomodado; moralista y venenosa en su forma de hablar, prejuiciosa y falluta, de afectada religiosidad y poco aprecio por las otras mujeres. Algo así como una Mirta Legrand, pero ordinaria como para poner las patas arriba de la mesa.
Lo interesante de la campaña de este grotesco personaje es su necesidad de tomar el perfil "catch all", y de predicar en todas las parroquias. No está mal que un político en campaña trabaje para llegar a múltiples sectores, después de todo, de eso se trata gobernar: de aunar voluntades diversas para respaldar un proyecto común.
Pero la manera que elige Carrió para llegar a todos es algo burdo. Para muestra sobra un botón (o dos):
Por un lado nos provoca con una declaración del calibre de "no tengo ideología" en el tono PRO que predomina el discurso político mediático desde hace años, y que expone esa idea tan poco sustentable de que se puede llevar un gobierno sin un programa ideológico. Pero con la vuelta de rosca de reemplazar ideología por ética, considerando que no importa lo que se haga sino que se haga con decencia.
La Alianza que encumbró a De La Rúa - Chacho Álvarez en la presidencia en el año 1999 nos dió ya a los argentinos una lección de cómo funciona la Ética por sobre la Ideología, demostrando que quienes enarbolan este discurso tan hueco no sólo tienen una ideología clara (la conservadora) sino que además carecen de la afectada ética que tanto proclaman.
Lo más lamentable resulta que estos predicadores de la Ética y la Esperanza locales traten de colocarse en la huella de Barack Obama, transmitiendo la idea de que la asunción de Obama es la consolidación de la política no ideológica. Peor aún, dicen que las gestas de "esperanza vacía" como la que le imputan a Obama son la tendencia política del Siglo XXI, por sobre la política conflictiva e ideologizante del Siglo XX que exponen nuestros representantes al reunirse con Fidel Castro y Chávez.
Alguien debería aclararles que la asunción de Barack Obama como presidente de Estados Unidos es justamente todo lo contrario: Es la recuperación del contenido ideológico en la política, luego se ser ésta vaciada de todo su contenido por el moralista Reagan y todos los sucedáneos a partir de los ´80. El discurso de Obama tiene un contenido progresista en dirección de una economía con mayor presencia estatal, con un sistema de salud público; gratuito y universal y otras tantas "consignas ideológicas" que tanto desagrado le provocan a nuestra oposición vernácula.
Todo esto no excede por mucho lo que estamos acostumbrados a oir por parte de la oposición, que reincide en un discurso político chato y anacrónico. Pero el costado desagradeble de la campaña de Carrió es su estrategia para tentar a los sectores populares, a la sazón más afines al justicialismo. Desde un "a Evita la amo" (al parecer anduvo hojeando La Razón de mi Vida) hasta mandar a un amanuense a que la compare con la misma Evita, la Dra. Carrió -por lo pronto más de la escuela de los Azules- comprendió que no se puede gobernar pacificamente en este país si no se cuenta con (al menos algo de) el respaldo del pueblo justicialista.
Y así es que llegamos a leer en el diario Perfil que la Hermana Superiora dijo:
“comer un choripán con las patas sobre la mesa es casi la eucaristía”.
¿Se nos puede ocurrir una imagen más desagradable que la de ver a la Sra. Carrió bañada en transpiración engullendo un choripán, con sus pies apoyados sobre la mesa? ¿Alguna vez Carrió presenció este espectáculo? Vamos a ser sinceros ¿Alguna vez el lector vió algo así? ¿Es acaso una práctica habitual llevada a cabo por las clases populares? ¿O es simplemente una práctica de mal gusto digna de un asqueroso? ¿Humildad es sinónimo de asquerosidad? Al parecer para Carrió sí lo es.
Y en su total desconocimiento de lo que es un laburante, Elisa Avelina caricaturiza los hábitos del pueblo trabajador imaginándose escenas vulgares de este tipo. Lo que no se da cuenta es que al conducirse de esta manera, ella se va volviendo cada vez más y más una caricatura de sí misma.
No lo digo por los problemas cromáticos de su piel ni por sus grotescas dimensiones físicas. Carrió es la caricatura de una señora gorda de barrio acomodado; moralista y venenosa en su forma de hablar, prejuiciosa y falluta, de afectada religiosidad y poco aprecio por las otras mujeres. Algo así como una Mirta Legrand, pero ordinaria como para poner las patas arriba de la mesa.
7 comentarios:
yo pensaba que las masas reunidas en una plaza eran unicamente sudamericanas o de los años 30(musolini hitler )que loco lo que mas criticsron los liberales de los fasismos y los populismos nac and pop eran los concentraciones masivas y ahora meten 2 millones en la plaza y a ningun liberal se asusta (en publico)creo que es la primera ves que pasa en eeuu.se estaran argentinisando o sera verdad que las crisis economicas generan miedo y el miedo conbierte a las burgesias en fasistas?
el hombre suburbasno
Creo haber visto gente poniendo los pies sobre la mesa a la hora de comer el postre, cuando la mesa está vacía.
La dieta de Lilita es 90% postre y se acostumbró así.
cómo un anarco peronista puede creerle a Obama? cuanta ingenuidad!
Primero: alto post, me hizo cagar de la risa.
Segundo: coincido un poco con el último anónimo, lamentablemente no creo que un presidente de EEUU tenga el suficiente poder real para poner en práctica los cambios con los que el negro nos hace soñar.
Lo interesante es ver cómo -a pasos agigantados- se va hundiendo esta caricatura...
clap clap clap BRILLANTE!!!
Espectacular!! es así, cualquiera se da cuenta que esta mina esta a miles de kilometros de un trabajador, no tiene puta idea de lo que es un trabajador, y es verdad lo que decis, es ofensiva, este mamarracho delirante desprecia a los trabajadores
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