Frente a los cuestionamientos provenientes de las más diversas voces, desde la izquierda hasta la derecha, el Movimiento Peronista Libertario se ve en la obligación de definir su posición frente al proyecto de Estatización de las AFJP.
En la práctica cotidiana de la lucha revolucionaria por la abolición del Estado, el movimeinto anarquista se ve una y otra vez obligado a ciertos retrocesos estratégicos, en miras de un mayor avance a futuro. Consideramos desde la mesa de conducción nacional que ésta sería una de esas ocasiones.
En el periplo que se inició el 24 de Marzo de 1976 y finalizó el 20 de Diciembre del 2001, la Argentina se vió inmersa en un proceso de desmantelamiento del Estado, llevado a cabo por gestiones de diferentes colores (desde militares hasta peronistas, pasando por radicales). Este proceso fue conducido por una vanguardia libertaria que tenía como fin más que evidente la abolición del Estado; en todo lo inherente a la intervención estatal de la economía y las redes de contensión con las que el Estado oprime al indivíduo y le impide tener una visión que exceda lo inmediato. Esta vanguardia revolucionaria, sin embargo, no terminó de romper la presencia estatal en materias como Seguridad y siguió manteniendo a la así llamada Patria Contratista, que a través de 25 años se ha mantenido inconmovible al costado del camino.
El resultado de este proceso fue menos que óptimo, dejando un Estado moribundo pero dispuesto a dar batalla para subsistir, y un aparato de represión que nunca dejó de cumplir la tarea de opresión típica del Estado Burgués.
Los Anarquistas nos quedamos entonces sin discurso, ya que durante 25 años se estuvo llevando a la práctica lo que nosotros planteábamos: El desarme de la enorme maquinaria burocrática del Estado. Y el resultado fue una situación de mayor malestar social. Un país que fulmina de esa manera a su propio Estado y se hunde en la más terrible de las recesiones, no tiene los medios materiales de mantener a un ejército de ácratas como nosotros que predican diariamente las verdades de la libertad y la autodeterminación del indivíduo.
Concluímos entonces que sin un Estado que oprima al indivíduo, los Anarquistas no tenemos razón de ser; ya que así como la sombra no tiene forma si no hay una luz, el Anarquismo no tiene un plan de lucha si no hay un Estado al que combatir.
En la práctica cotidiana de la lucha revolucionaria por la abolición del Estado, el movimeinto anarquista se ve una y otra vez obligado a ciertos retrocesos estratégicos, en miras de un mayor avance a futuro. Consideramos desde la mesa de conducción nacional que ésta sería una de esas ocasiones.
En el periplo que se inició el 24 de Marzo de 1976 y finalizó el 20 de Diciembre del 2001, la Argentina se vió inmersa en un proceso de desmantelamiento del Estado, llevado a cabo por gestiones de diferentes colores (desde militares hasta peronistas, pasando por radicales). Este proceso fue conducido por una vanguardia libertaria que tenía como fin más que evidente la abolición del Estado; en todo lo inherente a la intervención estatal de la economía y las redes de contensión con las que el Estado oprime al indivíduo y le impide tener una visión que exceda lo inmediato. Esta vanguardia revolucionaria, sin embargo, no terminó de romper la presencia estatal en materias como Seguridad y siguió manteniendo a la así llamada Patria Contratista, que a través de 25 años se ha mantenido inconmovible al costado del camino.
El resultado de este proceso fue menos que óptimo, dejando un Estado moribundo pero dispuesto a dar batalla para subsistir, y un aparato de represión que nunca dejó de cumplir la tarea de opresión típica del Estado Burgués.
Los Anarquistas nos quedamos entonces sin discurso, ya que durante 25 años se estuvo llevando a la práctica lo que nosotros planteábamos: El desarme de la enorme maquinaria burocrática del Estado. Y el resultado fue una situación de mayor malestar social. Un país que fulmina de esa manera a su propio Estado y se hunde en la más terrible de las recesiones, no tiene los medios materiales de mantener a un ejército de ácratas como nosotros que predican diariamente las verdades de la libertad y la autodeterminación del indivíduo.
Concluímos entonces que sin un Estado que oprima al indivíduo, los Anarquistas no tenemos razón de ser; ya que así como la sombra no tiene forma si no hay una luz, el Anarquismo no tiene un plan de lucha si no hay un Estado al que combatir.
Por todos estos motivos el Movimiento Anarko Peronista expresándose a través del Movimiento Peronista Libertario apoya al Gobierno Nacional en su proyecto de Estatización de las AFJP; con el objetivo máximo de restaurar el Estado Peronista del año ´45 -que a diferencia del Estado Libertario de los ´90 en adelante- garantizaba el bienestar económico a una enorme clase media para que ésta se dedique luego a abogar por su propia destrucción.
Además somos Peronistas y ni en pedo vamos a defender un sistema de capitalización tan gorila y mezquino en el que se pone el interés de lucro del particular por sobre el interés de la comunidad; que encima no cumplió ninguna de sus metas y terminó perjudicando a sus propios "inversores" y que encima lo defienden Carrió, Morales Solá y Macri.
NI BANCOS NI CAPITALIZACIÓN; ¡REPARTO Y JUAN PERÓN!
1 comentario:
Brillante y divertido. ¿Leyó "El banquero anarquista" de Pessoa, Manuk? Le gustaría.
Saludos,
CC
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