LOS MISERABLES

En el año 1862 se publicaba en Francia la famosa novela Los Miserables, de Víctor Hugo. Esta novela es una obra insigne del romanticismo francés del siglo XIX, que nos traslada a los bajos fondos de París y sus alrededores, en tiempos posteriores al Emperador Napoleón hasta la coronación de Luis Felipe de Orleáns. El autor, a través de su prosa, nos lleva a recorrer lo más bajo del espíritu, testimoniando la degradación de las relaciones humanas durante los tiempos de la restauración Borbónica. En este escenario de decadencia humana, el autor también nos muestra que hay espíritus magnánimos, como el protagonista Jean Valjean, que son capaces de estar por encima de sus miserias y trascender su entorno.

136 años después, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el escritor conservador "copado" Fernando Peña escribe lo siguiente:

"¿Estamos dispuestos a vivir en una sociedad en la cual pedir está casi oficializado? ¿Una sociedad en la cual no trabajar es casi un sinónimo de ser libre? Ya no es más el chiquilín de bachín que pedía por necesidad verdadera, el que venía lamiéndose los mocos y se ponía feliz si lo invitabas con un sándwich. Ahora los que piden son patoteros, son criminales y dan miedo. Ya no es solidaridad ni apiadarse del otro, en estos tiempos es casi una obligación dar, es casi nuestro trabajo. Hoy los que piden están en sus esquinas, en sus lugares predeterminados y cumplen un horario a rajatabla, pero eso no es trabajar."

Arrancamos bien, con un discurso en el tono de la Sra. Mirta Legrand. A Peña le sienta bien ese estilo de vieja pacata.

"Uno ya sabe según el lugar adonde va a cuál de ellos se va a encontrar y qué es lo que vende o qué es lo que pide. Son una pesadilla y meten miedo, algunos hasta tienen tarifa fija. ¿A cuántos nos ha pasado que se pone el semáforo en rojo y quedamos atrapados a merced de esta gente que con sus escurridores y trapitos avanzan como un batallón amenazante? Avanzan riéndose, altaneros, borrachos, mientras uno no sabe qué hacer. "

Al Sr. Aníbal Fernández, le pone ya custodia a Fernando Peña. No puede ser que lo más calado de nuestra intelectualidad tenga que andar soportando que un negro le limpie el parabrisas de prepo.

"Entiendo que la culpa de haber llegado a esta situación no la tienen los que piden, no empiecen a compararme ni con Hitler ni con Videla y menos con Mariano Grondona. Entiendo que por toda la cadena de desgracias, inoportunidades e injusticias a las cuales estamos sometidos en estas latitudes..."

Ah, menos mal, estaba empezando a pensar que se trataba de un careta y facho de San Isidro. Pero como podemos ver, ¡tiene conciencia social! Lo de Hitler o Videla me suena a cola de paja.

"Los gobernadores de turno siguen calentando sillones de terciopelo, siguen frecuentando embajadas y restoranes paquetes. Ellos siguen viviendo una vida burguesa y haragana mientras nosotros, el pueblo afuera de esos círculos inalcanzables, estamos a la deriva en una guerra cuerpo a cuerpo. Una guerra entre los que piden y los que damos, una guerra entre ricos y pobres, una guerra entre empleados y desempleados."

¿Una guerra? ¿No es un poco exagerado? ¿Estamos ante una reedición de los Dos Demonios, uno negro y uno blanco? Pobre Fernando, estos políticos corruptos son tan hijos de puta que lo obligan a hablar como un facho, y eso que él no es un facho. Cuánta maldad...

Qué quieren que les diga, me quedo con el Subcomandante Luis D´Elía, cuando nos dijo que este tipo es un transgresor de San Isidro...