Entre tantos mitos que plagan la historia universal podemos encontrar las más diversas ocurrencias. Algunos son anecdóticos y tienen como único fin darle un poquito de condimento a la historia para que no sea tan desabrida y tal vez hasta para teñirla de gloria. Ejemplo de esto sería el famoso mito de la Palabra de Cambronne que registra el gran Víctor Hugo en Los Miserables. Otros mitos son tan sólo intentos maliciosos que buscan perjudicar a un gran hombre, como el mito del bidón de Bilardo en el mundial ´90 (queda en el lector juzgar si este mito realmente empequeñece al gran Carlos Salvador).
En esta última categoría podemos encontrar al monarca francés Luis XIV y su célebre frase "L´Etat c´est Moi" (en cristiano: "El Estado soy Yo"). Es discutible la veracidad de esta cita, y algunas fuentes llegan a atribuírsela a un joven Luis XIV que apenas contaba con 5 años, dato que le quita toda seriedad a la misma.
Por su parte, los lectores más sagaces de la historia manejan la posibilidad de que esta cita sea totalmente apócrifa y su lugar en los textos sea obra de los eternos enemigos del Estado (ácratas por demás superficiales) que inventaron esta mesiánica frase para convertir a Luis XIV en un loco, no por desprecio personal hacia el monarca o sus prácticas sino por odio a lo que el monarca representaba. Esto es: un Estado fuerte que interviene en la economía.
300 años de humanidad no cambiaron mucho las cosas, y hoy en día podemos encontrar a estos mismos ácratas vulgares -los que culpan de todo al Estado- prodigando calumnias e injurias contra sus representantes, ya no en la Francia del Siglo XVII sino en la Argentina del Siglo XXI.
Y con la vulgaridad que caracterizan a estos tiempos de mala literatura, tenemos ante nosotros el mito de Moreno y su revólver en el escritorio. ¿Alguien vió alguna vez aunque sea una foto de ese revólver, como la que escrachaba a Bussi? ¿Alguien pudo probar la existencia del mismo? ¿Alguien cree que a un empresario -Paolo Rocca por poner un caso- se lo puede apretar con un mero revólver? ¿A qué mente infantil y fantasiosa se le puede ocurrir que se puede apretar a un magnate apuntándole con un revólver?
Todo indica que tal mito es una estupidez. Pero eso no importa, porque al patotero de De Angeli tampoco le importa realmente que Moreno sea o no un patotero. A la bancada radical que convalidó la Ley Banelco le da lo mismo que Moreno no sea un observador de las más sagradas prácticas republicanas. A su vez, los medios de comunicación que manipulan permanentemente la información están sin cuidado si Moreno toquetea o no las cifras del INDEC.
A todos ellos sólo les importa una cosa: que Moreno con sus vicios y virtudes representa al Estado poniéndole algún tipo de límite a la actividad comercial, ya sea a través de su -a veces poco efectiva- política de control de precios o manijeando un poquito las cifras de la inflación y así pagar unos puntos menos en los vencimientos con acreedores internacionales. Nada más ni nada menos que eso. Su enemigo no es Moreno, su enemigo es el Estado y todos aquéllos que lo representen sin tener como prioridad sus intereses sectoriales.
Afortunadamente la historia logró desagraviar a Luis XIV rescatando sus últimas palabras en el lecho de muerte. Éstas fueron "Je m´en vais, mais l´État demeurera toujours", que en castellano significa: "Yo me voy, pero el Estado siempre permanecerá".
El Movimiento Anarko Peronista recibe con alivio estas palabras porque si no hubiera un Estado al que combatir, entonces los ácratas nos quedaríamos sin una ocupación cotidiana. Y por el otro lado, preferimos que exista un "Patota" controlando como puede los precios y no un De Angeli obligándonos a pagar $80.- el kilo de lomo.
En esta última categoría podemos encontrar al monarca francés Luis XIV y su célebre frase "L´Etat c´est Moi" (en cristiano: "El Estado soy Yo"). Es discutible la veracidad de esta cita, y algunas fuentes llegan a atribuírsela a un joven Luis XIV que apenas contaba con 5 años, dato que le quita toda seriedad a la misma.
Por su parte, los lectores más sagaces de la historia manejan la posibilidad de que esta cita sea totalmente apócrifa y su lugar en los textos sea obra de los eternos enemigos del Estado (ácratas por demás superficiales) que inventaron esta mesiánica frase para convertir a Luis XIV en un loco, no por desprecio personal hacia el monarca o sus prácticas sino por odio a lo que el monarca representaba. Esto es: un Estado fuerte que interviene en la economía.
300 años de humanidad no cambiaron mucho las cosas, y hoy en día podemos encontrar a estos mismos ácratas vulgares -los que culpan de todo al Estado- prodigando calumnias e injurias contra sus representantes, ya no en la Francia del Siglo XVII sino en la Argentina del Siglo XXI.
Y con la vulgaridad que caracterizan a estos tiempos de mala literatura, tenemos ante nosotros el mito de Moreno y su revólver en el escritorio. ¿Alguien vió alguna vez aunque sea una foto de ese revólver, como la que escrachaba a Bussi? ¿Alguien pudo probar la existencia del mismo? ¿Alguien cree que a un empresario -Paolo Rocca por poner un caso- se lo puede apretar con un mero revólver? ¿A qué mente infantil y fantasiosa se le puede ocurrir que se puede apretar a un magnate apuntándole con un revólver?
Todo indica que tal mito es una estupidez. Pero eso no importa, porque al patotero de De Angeli tampoco le importa realmente que Moreno sea o no un patotero. A la bancada radical que convalidó la Ley Banelco le da lo mismo que Moreno no sea un observador de las más sagradas prácticas republicanas. A su vez, los medios de comunicación que manipulan permanentemente la información están sin cuidado si Moreno toquetea o no las cifras del INDEC.
A todos ellos sólo les importa una cosa: que Moreno con sus vicios y virtudes representa al Estado poniéndole algún tipo de límite a la actividad comercial, ya sea a través de su -a veces poco efectiva- política de control de precios o manijeando un poquito las cifras de la inflación y así pagar unos puntos menos en los vencimientos con acreedores internacionales. Nada más ni nada menos que eso. Su enemigo no es Moreno, su enemigo es el Estado y todos aquéllos que lo representen sin tener como prioridad sus intereses sectoriales.
Afortunadamente la historia logró desagraviar a Luis XIV rescatando sus últimas palabras en el lecho de muerte. Éstas fueron "Je m´en vais, mais l´État demeurera toujours", que en castellano significa: "Yo me voy, pero el Estado siempre permanecerá".
El Movimiento Anarko Peronista recibe con alivio estas palabras porque si no hubiera un Estado al que combatir, entonces los ácratas nos quedaríamos sin una ocupación cotidiana. Y por el otro lado, preferimos que exista un "Patota" controlando como puede los precios y no un De Angeli obligándonos a pagar $80.- el kilo de lomo.
2 comentarios:
igual este mito del revolver tiene otra malica mas, la mayoria estaremos de acuerdo en que es indispensable que el compañero sea munido de una buena dotacion de
ak47s
Muy lúcido el cometario. Allí va mi voto.
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